Le puede resultar difícil de creer, pero problemas odontológicos como la gingivitis, los abscesos dentales y finalmente la periodontitis son factores de riesgo para la salud cardiovascular.
El sangrado expulsa bacterias peligrosas que degradan el tejido cardiaco.
La prevención es la clave.
Los resultados de un nuevo estudio indican que la terapia periodontal puede tener un considerable impacto sistémico. Los investigadores hallaron que una sola sesión de tratamiento no quirúrgico de enfermedad periodontal redujo significativamente el grosor de las paredes arteriales —un factor de riesgo de enfermedad cardíaca— en los pacientes.
El estudio se llevó a cabo en diversas instituciones de investigación de toda Australia y se centró en los aborígenes australianos, un grupo de alto riesgo tanto para enfermedad periodontal como enfermedad cardiovascular. A fin de evaluar el efecto del tratamiento periodontal en la salud cardiovascular, 273 aborígenes australianos mayores de 18 años con periodontitis fueron reclutados. La mitad de los participantes recibió un raspado periodontal de toda la boca durante una sola visita, mientras que el grupo de control no recibió tratamiento.
Después de un período de 12 meses, los investigadores midieron los cambios en la media del grosor de la carótida íntima-media y observaron una disminución significativa en el grosor de las paredes arteriales en el grupo de tratamiento, pero no en el grupo control.
“El efecto es comparable a una caída del 30 por ciento en el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, comúnmente conocido como colesterol malo, que se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiaca”, dijo el coautor del estudio, Dr. Michael Skilton de la Universidad de Sydney. “Se puede equiparar también con los efectos de revertir la edad en cuatro años, 8 kg/m2 de menor índice de masa corporal, o 25 mm Hg de presión arterial sistólica”.