¿Que es lo que mas Odias del Odontólogo?
Te divertirás y te identificarás con las impresiones de una adolescente en sus visitas al dentista
1.) Odio estar sentada en la sala de espera, nerviosa como preso que van a ejecutar, y se hace peor entre mås se tarda en pasarme. No tengo miedo a las cucarachas, a hablar en público o aún que me hagan un tatuaje en algún lugar “sensible”, pero una cita con el dentista, sí que me da miedo, ¿y todavía usted me hace esperar? No se vale.
2.) Odio estar en la sala de espera con revistas viejas y aburridas. Pago (técnicamente lo hacen mis papas) para que me haga sufrir y para rematar, no hay nada interesante para matar el tiempo mientras llega la hora de la tortura. Me recuerdo de la clínica del dentista que me sacó las muelas del juicio, donde solo había una revista “Hola!” con el casamiento de la princesa Diana y el príncipe Carlos, una revista “A bordo” de aerolíneas Taca con las instrucciones de cómo ponerse un chaleco salvavidas y un “El Economista” explicando sobre los efectos de la dolarización en el país. Habría sido más educativo leer una “Atalaya” ó la edición especial de Justin Bieber en la revista “Tu”.
3.) Odio el lenguaje “dentista” que ocupa, todos los doctores lo hacen, así que usted sabe de lo que hablo. Por ejemplo, la ultima vez usted le dijo a su secretaria: “ella tiene un problema de caries secundaria en la 2-5. Vamos a tener que eliminar la caries con instrumental rotatorio, colocar una base cavitaria y obturar una clase II MOD con resina composita” ¿Qué es eso? Háblenme en español. Estudio ingeniería en sistemas, no odontología. Un día de estos le voy a contar la diferencia entre comprar un microprocesador Athlon 64 con socket 939 Venice con un Athlon 64 con socket AM2 Orleans….. ajá, ¿verdad que cae mal no entender?
4.) Odio el zumbido infernal del taladrito que usa. Dígame la verdad, ¿ no existe otra cosa con la que puedan abrir hoyos en el diente?, ¿algo que no duela y no haga ruido? ¿ O ya se lo inventaron y usted no quiere comprarlo por tacaño?
5.) Odio cuando usted me pregunta algo y yo no puedo contestarle porque su mano está dentro de mi boca. Realmente, créame, me gustaría contestarle y de paso contarle cosas de mi vida, como por qué me gusta el Real Madrid aunque mi novio sea del Barcelona. Pero su mano enguantada metida hasta mis amígdalas, no me deja.
6.) Odio que me tome impresiones. Cuando tomó impresiones para una férula que me hizo, ese material amarillo que usó, todo aguado y de sabor horrible, casi me ahoga. Yo pensé que se me iban a salir como mocos por la nariz.
7.) Odio cuando me pone anestesia. Un día que me anestesió para unos rellenos, me dejó con la mitad de la boca dormida. Todos mis compañeros se burlaron cuando me vieron con el labio caído, queriéndome reír como Rambo. Una falta de glamour que duró 3 horas.
8.) Odio el interrogatorio tipo Guantánamo para saber sobre mi higiene bucal: “¿Cuantas veces usa el hilo dental?, ¿cuantas veces se cepilla?, ¿se limpia la lengua?, ¿masca chicles sin azúcar?, ¿cree en Dios?, ¿vamos a clasificar al mundial?”……¡¡¡NOOOOO!!!!. Para su información, uso el hilo dental solo cuando se me queda pegado una hilacha de carne entre los dientes, me cepillo 2 veces al día cuando tengo tiempo, me cepillo la lengua porque me ha dado pereza ir a a comprar el equipo adecuado, no me gustan los chicles, si creo en Dios y aunque creo en él, ni en un millón de años vamos a clasificar.
9.) Odio que me engañe diciéndome que “esto no dolerá”. ¡¡Sin anestesia, siempre duele y la anestesia duele otro montón!! Saldría mejor dormirme con un diazepan y un tequila como el de la película de “Que paso anoche?”. Bien dormida, no habría pierde. Eso sí, avíseme para llevar a mi mamá, no vaya a ser…
10.) Odio cuando mi mamá va a visitarlo y usted le cuenta que me estoy descuidando y no me cepillo bien. Doc, ya no estoy en kínder, no me acuse. Entiendo su preocupación pero usted no vive con mi mamá….. y hay otras formas para motivar, ¿no cree?
¿Pero sabe que es lo que más odio de ir a verlo?. Que usted me vaya a decir: “si te lavaras los dientes y te cuidaras mejor, no tendrías que venir”. Ni modo, es mi karma ir a su clínica. A saber que hice mal en una vida anterior o que antojo no se comió mi mamá cuando estaba embarazada. La cosa es que le llamo en un par de meses para que me revise.
Tras este simpático relato se esconden algunos detalles interesantes que como profesionales podemos mejorar:
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El tiempo de espera
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Las revistas
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El trato hacia el paciente y otras cosas.